Con lo recaudado en el «1er Torneo de Pádel solidario por la Amazonía” que realizamos en el mes de febrero, pudimos continuar con nuestra intención de demostrar el efecto de la espirulina de cultivo artesanal como uno de los grandes recursos nutricionales en las zonas pobres. Y recalcamos el concepto de artesanal, pues la mayor parte de espirulina que se comercializa, a causa de su forma de cultivo y desecado industrial puede fácilmente tener efectos secundarios en algunas personas.
De esta manera, en el mes de mayo empezamos el tercer proyecto de alimentación, en esta ocasión en dos comunidades nativas del Distrito de Río Negro, Provincia de Satipo, en la selva central de Perú: son las comunidades de Boca Cheni y Bajo Capiri, con unos índices de anemia que superan el 65% de la población infantil y mujeres en edad fértil.
Tuvimos el apoyo de la Municipalidad de Río Negro, de la Red de Salud de este Distrito (perteneciente al Ministerio de Salud peruano) y la inestimable colaboración de Inti Pacha Microalgas en el terreno. Pudimos atender a un centenar de niñas y niños de entre 6 y 10 años. También pudimos abarcar a la plana docente de las dos escuelas para que experimentaran, de primera mano, los beneficios de tomar espirulina artesanal.
Los efectos han sido tan óptimos, que diferentes comunidades nativas, no solo del Distrito de Río Negro, sino de otros distritos de la Provincia de Satipo, nos solicitan ampliar el proyecto para su población infantil y mujeres embarazadas.
De manera que ya estamos preparando un macro proyecto cuya dimensión puede ser un hito en la lucha contra la anemia en Perú.